domingo, 8 de abril de 2012

48 horas hábiles.

Trabajé en Call Centers. Trabajé en un instituto de enseñanza rápida de inglés. Fui desocupada. Volví a otro Call Center.

De pronto, la luz. Me salvé. Con este trabajo la pego. ¿Qué puede ser peor que un call center? Nada. Claramente. Nada en absoluto. Y, encima, me pagan. 

Trabajo en un correo. Privado. Sí, los que conocen de fonts, saben que elegí "courier" para los textos. Courier, claro, porque sí, porque trabajo en un courier.

Si me hubiese sacado una foto por día desde que trabajo ahí, ahora tendríamos el registro gráfico de cómo una persona (una chica, una jóven en este caso) puede ir convirtiéndose en un total desastre.

Más ojeras, ceño fruncido, ojos colorados, labios apretados.

Es un gesto que no se pierde nunca, y es que desde que uno le agarra la dinámica al trabajo, no puede desacelerarse nunca más. Nunca más. Hay que correr para todo. Para llegar al trabajo, para armar las bolsas, para procesar los paquetes, para evitar que se acumulen clientes, para colocar cada paquete en la bolsa que lo llevará al destino correcto, para revisar que cada paquete esté en la bolsa que lo llevará a destino correcto, para revisar una vez más lo mismo, para marcar que cada paquete ya está en su bolsa, para marcar que cada bolsa ya está en su ruta, para marcar que cada ruta ya está camino al aeropuerto, para marcar que ya se terminó la jornada laboral, para llegar justo al colectivo y no perder ni un minuto más cerca del trabajo, para llegar a casa y descalzarse y prepararse algo de comer y tener un rato libre. Sí, uno corre hasta para tener un rato libre. Pero, lo peor: uno corre DURANTE sus ratos libres porque sí, porque vive acelerado y no puede parar.

Este blog busca ser una forma de catarsis para tratar de desacelerarme. Y para mostrar cómo es el día a día del trato con una persona que pone en manos de una total desconocida sus documentos más preciados, sus títulos o el regalo de cumpleaños del nieto que hace 5 años que no ve. Y, claro, que la responsabilidad de que todo salga bien es siempre de uno. De uno, que se desprende del paquete correctamente esa misma noche. Lo trágico es que, si algo falla, la culpa también será siempre de uno.


La tarea es sencilla. La responsabilidad es mucha. El efecto sobre el ánimo...es este blog.

 




 

2 comentarios:

  1. diosa santo que terrible, que cansda estarás..

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  2. diosa santo que terrible, que cansda estarás..

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